Ahora que parece para siempre no dura tanto, que nunca que toda la vida de repente es un rato, digo ahora igual que antes puedes para siempre odiarme... por un rato. O puedes para toda la vida olvidar que también hubo alegrías, pero si prefieres quedarte con años que olvidaste, entonces... voy a pedirte no me nombres, para siempre no me nombres.
miércoles, 17 de septiembre de 2008
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